Cuadrado mágico en la Sagrada Familia. Gaudí

viernes, 26 de abril de 2013

Laberintos

Laberintos sencillos
Casi todos los laberintos pueden resolverse colocando, al entrar en el laberinto, una mano en una pared y manteniéndola en ella todo el camino hasta llegar a la salida. 
Este método ha sido empleado desde hace muchísimos años debido a que existen catacumbas, cavernas y cuevas que poseen un patrón similar al de los laberintos. Si alguien quedara dentro de una de éstas, bastaría aplicar esta regla para lograr salir.

 

Laberintos complejos
En un laberinto complejo, el centro está rodeado de paredes que no están conectadas con el resto del laberinto; por eso, no se puede aplicar la "regla de la mano".

Son 2 laberintos en 1.
Encuentra el camino hasta el centro y, después, la otra salida.



Para un matemático, un laberinto es un rompecabezas topológico. Cuanto más desconectadas están las paredes, más difícil es el laberinto.

El siguiente laberinto fue construído en el jardín del matemático inglés W. W. Rouse Ball hace más de 100 años. Es complicado, y no sirve la "regla de la mano".
Para encontrar la salida, busca los callejones sin salida y coloréalos.


Ver Exposición sobre "El laberinto"






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